Gravity es la más reciente producción dirigida por el mexicano Alfonso Cuarón, escrita por él y su hijo Jonás, en la que narran la desaventura espacial de la investigadora Ryan Stone (Sandra Bullock) y el astronauta Matt Kowalski (George Clooney).
La falta de ingresos económicos y tiempo me habían impedido poder asistir a la proyección de la cinta espacial más aclamada del momento, pero después pedir un pequeño préstamo y hacer a un lado algunas responsabilidades, saqué a mi mujer “de la cocina” y fuimos a ver Gravedad de Alfonso Cuarón.
Las expectativas eran altas, se hablaba tanto de la película, muchas críticas buenas, muchas otras que la destrozaban, pero como siempre, decidí ir para tener mi propia opinión.
Gravity es una historia corta, incluso dura poco (una hora y media) pero te envuelve tan bien en la inmensidad del vacío que sentirás que dura más, no porque sea aburrida (porque no lo es), sino porque el mismo entorno te atrapa y te hace sentir ahí, además de que los planos secuencia tan largos que se han convertido en la firma de Cuarón (desde Los Niños del Hombre) ayudan a este efecto que distorsiona la percepción del tiempo del expectador. Cabe mencionar que el plano secuencia inicial es fantástico, fácilmente dura unos 20 o 25 minutos sin un solo corte.
Visualmente la cinta es una belleza, creando un entorno espacial tan minimalísta y tan satisfactorio a la vista que haría dudar a cualquiera que no sepa si Cuarón fue o no al espacio, y preguntarse cuales fueron las … ok, no, pero sin duda un excelso trabajo de fotografía por Emmanuel Lubezky, un mexicano que ha estado tan cerca del oscar desde El Arbol de la Vida y que seguramente se llevará una nueva nominación a su categoría en los premios de la academia.
Es imposible no darse cuenta de la inspiración y elementos que toma Cuarón de 2001 Odisea en el espacio de Stanley Kubrick, mostrando la solemnidad del silencio en el vacío que lo llena todo a través de las secuencias largas para que contemples la inmensidad del universo y lo diminutos que somos. Así como el peligro que representa estar sólo allá arriba, incomunicado, en el frio y amenazado por una nube de desechos que viajan a la misma velocidad que una bala. Desde Kubrick nadie lo había podido hacer tan bien como lo hizo Cuarón.
Yo no encontré muchas fallas en la física espacial que vemos en la película como algunos dicen, y al contrario, se nota el gran trabajo de investigación que se tomaron para realizarla de tal manera que te creyeras que estaban allá arriba. Hay escenas donde se oyen ruidos con los movimientos de algunas herramientas mientras las operan, lo cual si es imposible físicamente pues el sonido no se propaga en el vacío, pero supongo se agregaron para orientar al espectador sobre lo que los protagonistas estaban haciendo.
Sandra Bullock logra una de esas interpretaciones que brillan por su buena ejecución -aunque en lo personal no me gusta sufrir mucho con las películas y Ryan si que la pasa mal-. Sandra es lo más importante ya que es quien aparece 99% de tiempo en pantalla y en cada momento sientes empatía con su personaje y las emociones que experimenta. Por parte de George Clooney… pues es Clooney, hasta podría decir que su papel se hizo pensando en él, galán pedante y encantador al mismo tiempo.
La película está llena de momentos sublimes que representan los miedos y las seguridades del ser humano, en especial la escena en la que después de casi no contarla, Ryan logra entrar a la estación espacial recuperando la tranquilidad y la seguridad, desembocando en una imagen magnífica que referencía a la sensación de paz que se experimenta en el vientre materno. Simplemente mi momento favorito.
Gravity es un lanzamiento directo de Cuarón hacia los premios de la academia. Si aun no la has visto debes hacer lo posible por verla en 3D ya que así se disfruta a otro nivel, los efectos tridimensionales son de lo mejor.
6 comentarios sobre “Gravity [Reseña] una oda a la belleza.”