Como parte de las celebraciones por su décimo octavo aniversario, el Cineclub de la UASLP (Universidad Autónoma de San Luis Potosí), proyectó “La Parka” de Gabriel Serra, estudiante del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) y que fue nominada al Oscar como Mejor Cortometraje Documental.
Este documental intenta realizar un retrato de Efraín, un hombre que trabaja en el sacrificio de animales para consumo humano en un rastro en el Estado de México.
La película trata un tema escabroso e incluso tabú, sin embargo más que intentar escandalizar al espectador, lo utiliza para ilustrar de algún modo la vida de su protagonista, pues en ningún momento se habla de las cuestiones que comúnmente tratan este tipo de producciones, como el trato a los animales, los métodos de sacrificio, la calidad de la higiene del lugar, todo esto acompañado de escenas grotescas que te hacen saltar de tu asiento, y sentir cierta culpa por consumir productos de origen animal.
El documental carece de banda sonora, valiéndose de los sonidos del rastro para complementar las imágenes, que aunque no son tan dramáticas como en este tipo de producciones, siguen siendo descarnadas y duras de ver, pero al mismo tiempo dejan ver cierta gracia, paciencia y belleza que es difícil de apreciar en un lugar como ese.
Algo que aprecié mucho de este trabajo es que no tiene ninguna pretensión más que la de conocer la historia de una persona, y aunque tiene una carga emocional muy poderosa, conserva su objetividad, que sólo se ve desafiada por la percepción que pueda tener el espectador, lo que al final es la intención de una obra artística, provocar algo en quien la aprecia.
Durante la trama, se puede escuchar la voz del protagonista de fondo, quien cuenta cómo fue que terminó trabajando sacrificando animales, el por qué de su espeluznante apodo, así como sus primeros acercamientos con la muerte, como el fallecimiento de su padre y su hermana.
La virtud de los cineclubes es que al final de la función se realiza un debate con el público, quienes calificaron a Efraín como una persona destemplada y amoral, inclinándose más por un argumento pro vida, olvidando un poco el lado humano de la labor del protagonista.
“Me dicen así porque soy un asesino”, dice Efraín en un punto de la película, para después afirmar “Yo no mataría un ser humano, no podría”, y algunos comentarios del público respecto a este comentario fueron “No le creo”.
Sin embargo, sacrificar un animal para alimentar a miles de personas es una cosa muy diferente a asesinar a alguien, no se compara siquiera. Con esto no digo que los animales no sientan como nosotros, pero su sacrificio es parte de algo más grande.
Un señor del público dijo que creía que aunque el trabajo de “La Parka” era difícil e incluso un poco desalmado, a tal punto de hacerlo todo mecánico, era mucho más noble que ser un genocida, pues un asesinato es un acto de maldad, sin ningún otro objeto más que el causar daño.
Esta cinta llegó a la ciudad gracias a los esfuerzos conjuntos del Cineclub de la UASLP y el CCC, instituciones que se preocupan por la difusión de la cinematografía nacional.
La programación de aniversario del Cineclub de la UASLP es imperdible este mes, así que para saber sus actividades, revisa su página de Facebook.