Hubo mucho tiempo entre el que me enteré que existía esta serie y el que me animara a verla, además de que un amigo del trabajo me convenció de hacerlo pues me platicaba lo bueno que era el show. Las primeras 5 temporadas estaban en Netflix y el show estaba por terminar en Estados Unidos y dije… “es momento de hacerlo“.
Lo siguiente que recuerdo es que no pude dejar de verlo hasta terminar de ver las 7 temporadas de 13 capítulos cada una, 95 en total y la última con capítulos de una hora y veinte minutos cada uno. Tuve que suspender mis otras series regulares, dejé de hacer muchas cosas por las tardes, sacrifiqué bastantes horas de sueño y todo para que al final después de alrededor de 2 meses, haya valido la pena cada minuto que gasté.
Esto solo sucede cuando se tiene una historia y una linea argumental sólida, bien definida que hace que cada capítulo valga la pena y nos lleve como niños de la mano a través de la evolución de los personajes que Kurt Sutter creó para su show. Sons of Anarchy es de principio a fin un viaje que no solo disfrutarás, también sufrirás; lo vivirás.
Sons of Anarchy se centra en la vida de Jax (Jackson) Teller, miembro del club de motocicletas SAMCRO (Sons of Anarchy Motorcycle Club Redwood Original) – se pronuncia samcrow como cuervo en inglés – es hijo del miembro fundador John T. Teller quien había muerto hace tiempo en un accidente de carretera. El club se dedica al contrabando de armas y tiene rencillas con otros clubes o pandillas rivales, Jax quiere dejar de lado todo lo ilegal para asegurar el buen futuro del club, por lo que no será una lucha sencilla.
La historia es bastante shakespereana, con una clara inspiración en Hamlet, además de que resulta ser bastante poética en muchas de sus situaciones. Tiene varios arcos argumentales que se ligan a través de las distintas temporadas, diferentes enemigos, aliados, e integrantes del club pasarán por tu pantalla, algunos morirán, pero todo, todo en esta vida se paga, y creo que es una de las más grandes enseñanzas de esta serie. Situaciones que te erizarán la piel, otras que te harán llorar de impotencia, muchas veces te sorprenderás, ya que el tono del show es tan alto como FX permitió que Sutter lo llevara a cabo, así que es crudo al límite cada que se puede. Definitivamente no es para niños.
El final de cada temporada te dejará colgado del risco, con las uñas a la mitad, por la desesperación causada por la incertidumbre.
Toma la idea del mal necesario que se refiere a tener un demonio para mantener a los otros alejados y hay quienes abrazan esa idea cuando hay otros que están totalmente opuestos a ella ya que esto ha evitado que el progreso industrial llegue a Charming, el pueblo donde todo sucede.
La violencia y la acción se entremezclan para mostrar el difícil camino que Jax debe seguir para llevar a los hijos de la anarquía por el sendero de la rectitud, pero su camino más que una línea recta es una vorágine de locura en la que cada segundo se encuentra más adentro de la tempestad.
Un show que muestra los diferentes lazos de la fraternidad, el amor a tus semejantes, a aquellos que tal vez no comparten tu sangre pero si tus ideales. Esto se ve reflejado en cada una de las relaciones mostradas en pantalla, sobretodo en la evolución del amor entre Jax y Tara –la chica de la secundaria que vuelve al pueblo ya convertida en una doctora y mueve el mundo de Jax– que enfrentará todos los obstáculos y dudas para seguir adelante.
Y si te preguntas hay taco de ojo tanto para los hombres como las mujeres, buenos cuerpos bien ejercitados, barbas sexys, y caderas hermosas, con mencionarte que una de las salidas del club es crear un estudio de porno, no es muy explícito, pero hay mujeres guapas por todos lados.
No se que más decirles para animarlos a ver este pedazo de historia tan increíble que se ha convertido en uno de mis favoritos, con uno de esos finales, que te saben tan bien, que estarías dispuesto a repetir el viaje una y otra vez.
Pueden encontrar las primeras 5 temporadas en Netflix, así que aprovechen y empiecen a conducir por esta carretera que tiene mucho que mostrar.
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