Hoy Julio Cortázar cumpliría 100 años, pero como el Leónidas de Frank Miller lo demostró, los dioses sangran y si los dioses sangran, también pueden morir. Este ha sido un año de decenios para la memoria del genio escritor y sus cronopios.
Además del centenario de su nacimiento, la tumba de Cortázar se adornó de flores en el trigésimo aniversario de su muerte y los estantes de las librerías se llenaron de ediciones especiales que conmemoran el medio siglo transcurrido desde la publicación de lo que algunos consideran la opus magnus de “Julito”, Rayuela.
Desde el famoso y poéticamente erótico capítulo 7 de Rayuela, hasta sus inmortales Historias de Cronopios y Famas, desde sus novelas más extensas hasta sus cuentos más breves, Cortázar destacó por la irreverencia en su lenguaje, por borrar los cánones de la literatura hispana y atreverse a jugar con ella como un niño que salta la cuerda.
Para mí, fue ese espíritu lúdico que plasma en sus escritos el que me cautivó, a ya avanzada edad y casi por accidente, como secuaz de las fechorías retóricas del belga-argentino-francés, porque si algo sabe hacer Cortázar es volver cómplice al lector de sus atentados contra lo establecido.
Alguna vez leí que un buen libro es aquel que destruye una realidad, cosa que en mi caso sucedió con un compilado de cuentos editado por Alfaguara con el que tuve la fortuna de toparme. “Casa Tomada y Otros Cuentos” de ese tal Julio Cortázar del que tanto hablaba algún profesor de Español en la secundaria.
Definitivamente mi acercamiento a la literatura del boom latinoamericano no hubiera sido posible sin la ayuda de ese hombre sencillo y genio, que hace de la cotidianidad algo extraordinariamente asombroso.
Podría seguir redactando párrafos y párrafos empapados de fanatismo sobre la mítica figura que el escritor representa para mí, pero creo que nadie mejor para hablar sobre él que él mismo.
En esta entrevista hecha para el programa “A Fondo” por el español Joaquín Soler Serrano en 1977, Cortázar discute de manera tan humilde y sensata temas que van desde lo personal como las memorias de su infancia temprana, hasta lo universal como la condición del hombre libre y la necesidad de replantear condiciones raciales, sistemas políticos y fronteras patrióticas para convivir con verdadera humanidad.
Julio Cortázar, el amigo que muchos hubiésemos invitado a las reuniones bohemias cumple 100 años, los primeros 100 años.
Nota: Sí, me es difícil ser subjetivo cuando se habla sobre Julio Cortázar. Escribo con muchos superlativos porque sí, la verdad soy bien fan, desde antes que fuera cool.