La edad de la punzada de Xavier Velasco | Reseña

El Xavier Velasco adolescente y yo somos muy diferentes. No nos parecemos en prácticamente nada y probablemente hubiera sido una de esas personas a las que yo le tenía tirria durante la secundaria. Sin embargo, La edad de la punzada, la historia de su adolescencia, me atrapó tanto, que se convirtió en uno de esos libros que me puedo leer de un tirón, de esos libros que puedo releer y releer una y otra vez.

Es la historia de un chico de catorce años con todas las materias reprobadas, la promesa de una moto por su cumpleaños y las ganas de conquistar a todas las chicas de la colonia, ya que está seguro de que la moto los va a hacer suspirar a todos. Tiene por amigos a la peor escoria del colegio, consigue convertirse en el enemigo de todos los maestros y tiene una especialidad en volverse mudo, tímido e idiota frente a una chica. Un poco cliché, quizá, pero no fue eso lo que me impulsó a seguir leyendo durante las primeras páginas, sino la naturalidad con la que está narrado todo y el sentido del humor de Xavier Velasco.

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La primera vez que leí este libro, me identifiqué mucho con el Xavier Velasco adolescente, lo cual no deja de ser raro porque como adolescente, fue completamente opuesto a mí. Pero todas esas dudas, la timidez extrema, las ganas de comerse el mundo o causar el apocalipsis eran cosas que me sonaban conocidas la primera vez que agarre el libro. La segunda, ya más grande, saliendo de la adolescencia (por fin y gracias a Dios), la historia me conmovió aún más y creo que eso es suficiente para recomendar un libro: que sea un libro tan bueno y rico en matices que cada relectura te enseñe algo más o descubras algo que habías pasado por alto antes.

Al leer, notas los demonios de Velasco en las páginas del libro. Cuando su vida se empieza a convertir en una serie de desastres, uno tras otro, simplemente te lo deja caer como si nada. Total, si ya le pasaron tantas cosas, ¿qué es una más? Vemos su evolución porque vamos viendo como ordena sus prioridades. Si al primero lo peor es reprobar todas las materias y no poder conseguir una moto, al final ya ha probado un poquito de la verdadera desgracia. La moto y el carro importan poco, los accidentes también.

Nunca oí a Xavier Velasco presentar este libro, peor me hubiera gustado saber qué tenía que decir sobre él. Curiosamente, todas las entrevistas y presentaciones que he visto han sido siempre refiriéndose a Diablo Guardián. Igual, creo que lo que Xavier Velasco tenía que decir, ya lo dijo en el libro. Lo recomiendo. Este libro no es Diablo Guardián, es algo más personal y más íntimo. Es la historia de La Adolescencia con mayúsculas y esa edad que nos pega a todos que Xavier llama La edad de la punzada (y mi madre la de la estupidez).

Mar Negro de Bernardo Esquinca: cuentos mexicanos de terror

No suelo leer cuentos mexicanos de terror, a pesar de que es un género que me gusta mucho. No sé por qué, pero tengo una teoría: no hay muchos libros del género como yo quisiera y además me entero casi por casualidad de su existencia. En este caso, la culpa la tiene una booktuber (Sputnik) que adora al escritor y la señora que estaba atendiendo en Editorial Almadía durante la FIL Minería hace unas semanas, que me convenció en menos de cinco minutos que gastar mi dinero en Mar Negro, de Bernardo Esquinca, era la mejor compra que podía hacer porque el libro estaba buenísimo. Y no se equivocaba.

Las páginas de Mar Negro tienen distintos cuentos de terror, casi todos ambientados en la Ciudad de México o alguna parte del país. Me hicieron visitar lugares y acontecimientos conocidos, porque Bernardo Esquinca incluso escribe un cuento que tiene lugar el 2 de Octubre de 1968 y los días posteriores; de allí, podemos ir hasta los tiempos de Cortés y la conquista y pasearnos por Chiapas para encontrarnos toda clase de bichos extraños, como tarántulas de ocho patas, por ejemplo. Es un libro que toma los elementos del terror que ya conocemos y los adapta, los mueve a su antojo, cambia la historia a su antojo y a su necesidad. ¿Quién no ha escuchado historias de muñecas endemoniadas? ¿Quién no ha visto vampiros que salen por la noche a beber la sangre de inocentes y sólo pueden ser asesinados con una estaca?

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La manera de escribir de Bernardo Esquinca es muy sencilla: va al grano. No tiene necesidad de enredarte en sus palabras para que mueras de nuevo. En vez de contar las cosas, las muesta, algo muy importante cuando se quiere causar cierto impacto en el lector que no es necesariamente miedo, pero sí cierta incomodidad, duda. Algunos cuentos tienen finales agridulces, otros son felices (lo más felices que pueden ser los cuentos de terror), algunos se quedan a la interpretación del lector.

Cuentos como estos son los que a veces le hacen falta al terror mexicano, un género que no es malo, pero sí bastante invisible. Yo volveré a visitar las palabras de Bernardo Esquinca alguna vez, en este libro o en otro, porque si un escritor puede hacerme sentir incomodidad y un poco de miedo cuando está escribiendo terror sin recurrir a descripciones con mucha sangre, es un buen escritor. Bernardo Esquina es bastante sutil: va dejando caer las cosas poco a poco, enredando a sus personajes en la trama y a los lectores con ella. Así que reafirmo lo que dije al principio de este párrafo: Mar Negro es un libro que el terror mexicano necesita.

Mar Negro
Mar Negro