I Am A Hero. Los Perdedores en el Apocalipsis Zombie.

Los muertos vivientes están por todos lados. Aunque recientemente se vislumbre un panorama menos plagado de ellos, a diferencia de hace un lustro o poco más, podría decirse que desde finales de los setenta y principios de los ochenta que los zombies no gozaban de estar bajo el reflector de la cultura pop tanto como ahora. Niños, jóvenes, adultos sin importar su sexo pueden disfrutar de las historias que se valen de estos devoradores de personas como elementos dentro de su estructura, ¡incluso hasta muñecas y  películas románticas sobre zombies existen! (Evítese el empalague de Warm Bodies si es usted un fanático del género).

La omnipresencia del género zombie puede convertirse en un problema, porque al verse diluido con otras fórmulas corre el riesgo de desvirtuarse hasta convertirse en una parodia de sí mismo.

I Am A Hero, de Kengo Hanazawa es una de las obras que se esfuerza por mantener el espíritu del zombie atascado de viseras y empapado en sangre. Balanceando con precisión la sátira y el drama, Hanazawa logra tomar la premisa básica del apocalipsis zombie en su estado inicial y jugar con ella hasta convertirla en un argumento con elementos poca veces antes vistos.

I Am A Hero cuenta con Hideo Suzuki como protagonista. Un mangaka (creador de mangas) de 35 años a quien le ha tocado bailar con la más fea durante toda su vida. Su serie de mangas recién fue cancelada y trabaja como asistente de arte en las obras de un autor más prominente; su novia le quiere, pero se vive restregándole en la cara el éxito de su antiguo mentor y amante y se la vive atemorizado por entes que sólo habitan en su imaginación. Hideo no tiene las de ganar, pero afortunadamente para él, el mundo en el que vive como un perdedor está a punto de irse al diablo.

En japonés, el kanji de Hideo es el mismo que el de Hero. De ahí el nombre.

Muchas cosas hacen de I Am A Hero una pieza única en su género. Los zombies, por ejemplo, son un todo nuevo híbrido. No son personas que mueren y vuelven con un apetito voraz por carne humana, no son víctimas de un virus de rabia que les infecta a una velocidad vertiginosa y ciertamente no escapan de sus tumbas para cazar a los vivos. Los ZQN, como Hanazawa nombra a sus zombies, sufren un proceso de degradación mental que los lleva de la lucidez a la irracionalidad en un periodo de tiempo indefinido; poseen vestigios de las personas que fueron antes de convertirse y retienen ciertos hábitos de rutina como cargar un portafolio, traer a sus bebés en brazos o practicar salto de altura, porque sí, los ZQN son ese tipo de zombies con los que Boyle llenó nuestras pesadillas en 28 Days Later: implacables, veloces y fuertes (incluso los bebés ZQN son unos diminutos salvajes que recuerdan a uno que otro primito), lo que siempre puede resultar contraproducente si no se explota de manera correcta. Por suerte para nosotros, Hanazawa emplea el recurso de la criatura imparable para contrastar con la tranquilidad y el orden idiosincráticos de la sociedad japonesa.

Usted a las tres de la mañana cuando baja por cereal a la cocina.
Usted a las tres de la mañana cuando baja por cereal a la cocina para seguir netflixeando.

De ahí parte otro punto a favor de la particularidad de I Am A Hero. El modelo de la sociedad durante un apocalipsis zombie ha sido perpetuado de manera casi invariable desde que George A. Romero salpicó al séptimo arte con los sesos y las tripas de Dawn Of The Dead: los más fuertes (casi siempre figuras de autoridad en el mundo antes de que todo terminara) forjan nuevas comunidades y refugios cuya paz se verá interrumpida cuando un grupo de criminales o una horda hambrienta de muertos vivientes rebase sus defensas. En el Japón de Hanazawa, (el Japón real, quisiera pensar) las fuerzas del orden público están entre las primeras bajas, porque la tierra del sol naciente no es ‘Murica, los policías no disparan a los civiles sólo porque se pongan un poco agresivos y quieran mascarles la oreja; tampoco hay ciudadanos con armas de fuego en sus casas que formen unidades de protección contra los infectados. Irónicamente, en I Am A Hero, quienes que heredan la tierra son los Hikikomori, que es nipón para “individuo que evita la interacción social con otras personas y se recluye a una vida en su habitación”. La dinámica entre los personajes se vuelve completamente diferente cuando son los relegados sociales quienes intentan tomar las riendas del nuevo mundo, porque muchos de ellos no quieren volver a una realidad en la que la vida les ha dado la espalda para convertirlos en los segundones de sus propias vidas y prefieren vivir bajo esa nueva perspectiva donde pueden ser alguien totalmente nuevo, comenzar desde cero y aprovecharlo a cada momento.

"¿Ya escuchaste la nueva de Justin Bieb...?"
“¿Ya escuchaste la nueva de Justin Bieb…?”

Hanazawa toma las costumbres de Japón y las incluye como un gatillo narrativo para mostrar un escenario realista y diferente a la mayoría de las obras sobre el tema, un mundo donde los perdedores, los socialmente disfuncionales, se vuelven sobrevivientes, líderes y, si la ocasión se presta, héroes.

Otra de las cosas que llamó mi atención lo suficiente para adquirir por primera vez un manga (en 27 años de vida jamás había comprado o leído uno) es una muy poderosa: visualmente, I Am A Hero está lleno de realismo. El detalle en cada viñeta es impresionante. De vez en cuando Hanazawa utiliza el recurso de los personajes bocones u ojones a los que Ranma ½ y Dragon Ball nos acostumbraron a muchos durante la infancia, pero en su gran mayoría, los paneles se encuentran plagados de un realismo casi cinematográfico, como si su autor estuviera cambiando constantemente de lente como el más dinámico y acertado de los cinefotógrafos que juega con la forma de capturar imagen en movimiento para transmitir sensaciones y capturar al mismo espectador dentro de una historia llena de tensión y sobresaltos, pero también de emociones y personajes sinceros, complejos y repletos de humanidad.

Desde Dead Alive (Braindead) que un bebé zombie no causaba tanto pavor.
Desde Dead Alive (Braindead) que un bebé zombie no causaba tanto pavor.

Con un argumento sólido que encuentra la forma de ser original en un campo tan restringido, protagonistas improbables, escenarios realistas, una nueva y feroz representación del infectado, una live-action en camino y 13 números publicados Panini Manga por al momento de esta reseña, I Am A Hero es de las mejores obras narrativas zombies que pueden encontrarse, no sólo en el ámbito manga, sino en cualquier medio. Un must no solo para los seguidores del género o para quienes gocen de un buen susto, sino para quien busque una buena historia, porque en estos días en el género del terror, éstas se encuentran un poco escasas.