Hablemos de Paranoia Agent

Hace unos años, presenté en una de nuestras notas temáticas de Halloween una lista de animes para ver en estas fechas, en ella recomendé Paranoia Agent, pero era hora de que esta serie tuviera su propio espacio y más después de una última revisión hace algunos meses. Estrictamente, la serie no es del género de terror, sin embargo, su contenido adulto y carga psicológica la hacen una obra predilecta para esta época.

Satoshi Kon, nombre que ya a estas alturas debe parecerte conocido, gracias a obras como Perfect Blue o Paprika, es quien reúne aquellas ideas que no pudo llevar a una película, en una serie de apenas 13 capítulos.

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Paranoia Agent comienza con el ataque a una chica en la calle, teniendo como arma un bate metálico. Al ser interrogada por la policía, el sospechoso toma forma: un chico en patines con un bate. Pronto, Shonen Bat -Chico del bate- comete más ataques mientras la policía continúa desesperada en la búsqueda del culpable.

A lo largo de 13 capítulos, la serie se desarrolla con la investigación policíaca concerniente a los ataques, sin embargo, su fuerte radica en mostrarnos el contexto en que cada una de las víctimas se encuentra antes y después de ser atacadas.

¿Qué es el chico del bate? A lo largo de la serie, esta figura es una leyenda urbana, otro tema de conversación en el tren, en la calle, con tus vecinos, para después volverse un salvador, un héroe, o un monstruo: un personaje idealizado que viene a arruinar o arreglar la vida de sus víctimas.

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Hablar de Paranoia Agent como trabajo de Satoshi Kon, es hablar, primero, de la distorsión de la realidad: un tema recurrente presentado principalmente en forma de sueños, alucinaciones o delirios en trabajos previos, y en la serie no es la excepción, sumándole además la creación de mundos de fantasía por parte de los personajes, llegando incluso a borrar esa línea que divide lo real de lo imaginario en varias ocasiones; y por consiguiente, de la paranoia, esa sensación de peligro e incertidumbre, esa tensión que te acompaña en escenas importantes, así como lo hizo en Perfect Blue.

Además de estos temas característicos de su obra, Kon en esta serie aborda temas reales y serios, como el acoso, trastornos psicológicos y pedofilia, además de ser una viva crítica del sensacionalismo y amarillismo de los medios y la sociedad, volviéndola una serie con contenido bastante real y complejo, todo desde el arte y perspectiva característica de su creador, incluso con un opening que deja a más de uno desconcertado y sin expectativas de lo que está a punto de ver.

 

Perfect Blue

Perfect Blue es otro de esos ejemplos de películas animadas tan buenas -o mejores- que otras en live.

Debo decir que ésta es una de las películas en las que he estado confundida, perturbada y a la vez emocionada. ¿QUÉ ERA REAL? Fue mi pregunta más recurrente.

Kirigoe Mima es integrante de un grupo idol llamado CHAM, sin embargo, por decisión de ella y sus superiores abandona el grupo y se encamina como actriz. En su primer papel, Mima se enfrenta al reto de hacer una escena sexual, algo que “destrozaría” su imagen de idol inocente, además de esto, el grupo CHAM comienza a despuntar en los charts después de su partida.

Mima por una carta de un “fan” descubre el sitio web “Mima’s room”, un sitio que a manera de diario o blog, narra lo que Mima vive diario, incluso lo que piensa, como si fuera ella la que lo actualiza, pero claro no lo es, y que clama ser la Mima original, y aquella que es actriz es una impostora.

A partir de entonces es cuando una paranoia se apodera de Mima, cuando no puede distinguir la realidad de los sueños, además de que debe cuidarse de un extraño y bastante perturbador acosador que sólo quiere proteger a “la verdadera” Mima.

Con trama que sirvió de inspiración para Darren Aronofsky en Requiem for a Dream y Black Swan, Perfect Blue es un thriller en toda la extensión de la palabra, con suspenso constante, momentos en que no es posible distinguir la realidad, giros y un final inesperados. La obra maestra de Satoshi Kon, un hombre cuyas obras son comparables en calidad a las de Hayao Miyazaki.