El Lazarillo de Tormes (Reseña)

El Lazarillo de Tormes

El Lazarillo de Tormes es una de las primeras novelas en lengua española y nos muestra una parte de la sociedad que los hombres renacentistas no estaban acostumbrados a hallar plasmadas en papel: la del pícaro; la del hombre pobre o común que simplemente sobrevive mediante astucias y engaños; la de la gente que no se rige por un código o que se rige por un código distinto al de las clases altas. La novela anónima que narra las aventuras Lázaro de Tormes, al ser pionera, se convierte en arquetipo para las novelas picarescas que surgen a partir de esta.

A modo de carta o confesión autobiográfica, la novela comienza con un narrador en primera persona contando sus desventuras y aventuras a un personaje a quien se refiere como “vuestra majestad”. Con un carácter cómico e hilarante, Lázaro de Tormes lleva al lector de la mano a través de los pasajes más significativos de su vida, centrándose sobre todo en hechos y usando muy pocas descripciones. El lenguaje ágil, sencillo e inteligente logra que las pocas páginas de la novela fluyan sin esfuerzo desde el inicio hasta el final.

Lázaro no se distingue por su heroísmo, más bien por una astucia que a veces puede resultar en crueldad u oportunismo (que se le perdonan porque se entienden como necesarias para su supervivencia). Los episodios en la vida de Lázaro y su respuesta a ellos, logran que el lector empatice con él, y se encariñe con éste personaje que haría cualquier cosa por sobrevivir, como cualquiera de nosotros. Los distintos personajes a los que Lázaro acompaña a lo largo de su vida satirizan a personajes comunes de la sociedad española de un modo ingenioso, tocando temas como la avaricia, el fanatismo o la hipocresía, y convirtiendo la novela no en mero entretenimiento sino también en una especie de  crítica social.

No es sorprendente que una novela innovadora y atrevida como ésta haya logrado la popularidad que logró, o que haya sido prohibida por la Inquisición durante algún tiempo. Tampoco debería sorprender que aún hoy, varios siglos después de que vio la luz por primera vez, El Lazarillo de Tormes siga poniendo sonrisas en sus lectores.

Para concluir, dejo un par de frases:

“No hay libro, por malo que sea que no tenga alguna cosa buena”

“Cuantos deben haber en el mundo que huyen de otros porque no se ven a si mismos”