Comencé a ver Metástasis y esto fue lo que ocurrió…

Uno de esos días en los que estas acostado en tu cama, con tu computadora en las piernas, pides una pizza y te decides a ver algo en Netflix, encuentras la sección de “Añadidos recientemente” y descubres que han agregado Metástasis al repertorio. ¿Lo imaginas? Muy bien, ahora cambiemos de tú perspectiva a la mía.

Desde que se anunció que habría una versión latinoamericana de la muy afamada serie dramática Breaking Bad, surgió en mi una gran curiosidad, sobre todo porque se anunció junto a la creación de Gossip Girl Acapulco y Acapulco Shore… de primera entrada olió mal. La contraparte latina de mi serie favorita sería una producción entre México y Colombia, pero lo primero que me saltó fue “¿Por qué jodidos no trajeron la versión original doblada al español?” ya de perdido eso hubiera sido bueno, pero no, bajo la excusa de querer tropicalizar la trama a un ambiente más latino, y bajo el permiso de Sony y Vince Gilligan (productor y creador de la serie original) llevaron a cabo los macabros planes.

Desde un principio creí que la razón por la cual Breaking Bad nunca se transmitió en México fue por el punto principal de la trama: el narcotráfico. La historia de un profesor de secundaria que se vuelve narcotraficante y hace mucho dinero con ello. Transmitir eso en México sería como si tuvieras cáncer de pulmón y hubiera comerciales en la televisión sobre lo increíble que es fumar. Lo –que supongo– que los productores quisieron hacer, fue elegir otro país fuera de México donde el narcotráfico también fuera un problema, un país como Colombia y así lavarse las manos de albergar aun siquiera de manera ficticia, el ejemplo de un hombre que forma un emporio gracias a la metanfetamina, que ojo, no es cocaína.

Metástasis se había comenzado a transmitir, y había quien me había dado buenas referencias, cabe aclarar que eran personas que nunca habían visto la serie original y por la parte de quienes vieron las desaventuras de Walter White, todo era malo, como si se hubiera concebido un pecado mortal al copiar un producto tan finamente elaborado.

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A pesar de todo la espinita seguía ahí: “No puede ser tan malo” me repetía constantemente, sin embargo, no cuento con una televisión y tampoco me daba el suficiente tiempo para buscarla en línea. Pero un día ahí estaba, en Netflix, lista para que yo por fin la viera.

Le dí, play, acostado, con pizza y junto a mi novia, analizando cuadro por cuadro, lo primero que me hizo entrecerrar los ojos en modo de incredulidad fue la toma que – en este caso – Walter Blanco hacía sobre sí mismo con una cámara de video casero, lo único que hicieron fue bajar la saturación  y oscurecer un poco la imagen… mal. Después vino el intro… ese intro tan característico, de una guitarra emitiendo blues, donde las cuerdas metálicas eran restregadas con un slide (tubo metálico que va en el dedo para tocar la guitarra), había sido arreglado, añadiendo un ritmo y otros sonidos característicos de la música cumbia, como un güiro… punto para la tropicalización, pero no pude evitar sentirme raro.

Después de otros 10 minutos donde todo lo que vi eran excusas para soportar este proyecto –frases como “ya ves que nos encanta copiarle todo a los gringos”– decidí que era suficiente, volví a la navegación y comencé a ver Breaking Bad otra vez.

Supongo que para quienes nunca vieron Breaking Bad y en cambio comenzaron a ver Metástasis, la serie no es tan mala, lo que sucede en mi caso y muchos otros de fans disgustados, es que tenemos un punto de comparación con estándares de producción que se erigen como murallas inmensas para definir las diferencias de calidad entre una y otra.

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Breaking Bad tardó más de 6 años en transmitirse completamente (2008-2013), y a pesar de que ambas constan de 62 episodios, Metástasis no puede librarse de su fantasma de producción tipo telenovela latinoamericana, donde los 62 capítulos de la serie completa se terminaron en poco más de tres meses de transmisión, y esto se nota; La fotografía no le llega a los talones a la original, la cámara y escenas carecen de profundidad contextual, el soundtrack es cero memorable y los actores, podrán ser buenos, pero la trama exige para más… porque repito, hay un punto de comparación muy fuerte y en Metástasis no me la creí. Si hubieran cocinado cocaína, en Colombia… bueno, mérito extra, hubieran abordado la trama de muchas otras posibles perspectivas.

No es que sea malinchista, o que no confíe en las producciones nacionales y latinoamericanas. El Clon, de Brasil, es una telenovela que no le pide nada a otras producciones estadounidenses de la época; El Pantera, es una serie original mexicana que si no era muy buena, obtuvo bastantes seguidores; y adaptaciones como Los Simuladores, nos enseñan que podemos hacer buenas adaptaciones con vida y carisma propio. Así que no, cuando algo es malo, se nota más cuando quieres hacer una copia al carbón y lo dejas junto al original para que todos puedan ver las fallas.

Perdí 15 minutos de mi tiempo. Perdón, pero no lo siento. Metástasis peca en donde quiso hacer las cosas bien, emular una gran producción cuando no podía hacerlo.

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