Para quienes no hemos leído el libro, muchos nos esperaríamos una típica película de adolescentes. Afortunadamente no es así.
Debo admitirlo, no he leído el libro aún -prometo hacerlo- y por lo tanto mi idea sobre la historia era bastante breve, y por lo tanto no tenía muchas esperanzas en ella, siendo los siempre guapos Ezra Miller y Emma Watson mi motivación para verla. Debo decir que es bonito salir del cine con una opinión totalmente diferente y positiva.
Charlie es un chico con el que muchas personas tratarán de identificarse: acaba de iniciar su primer año de preparatoria, prefiere leer y tiene problemas para relacionarse, de ahí el que no tenga amigos. Es invisible, y parece que está bien con ello, él tiene otros problemas. Pronto Charlie conoce a Patrick y Sam, 2 chicos en su último año, que si bien son populares también tienen cosas detrás de ellos, y le mostrarán lo que a sus 15 años jamás había descubierto.
Las ventajas de ser invisible no es la historia donde el chico común que se pierde entre la multitud surge por sucesos -por lo general divertidos- y se vuelve de los más populares. Muestra problemas reales, involucrando sexualidad, drogas, bullying, la amistad y el futuro, de la mano de libros, música y The Rocky Horror Picture Show, en un escenario por demás meláncolico ubicándonos bien en la década de los 90.
Las ventajas de ser invisible no es la mejor película del año claro está, pero ilustra bien lo que es crecer y “sobrevivir” en ese ambiente tan extraño al que llamamos escuela.