Una película escrita y dirigida por Manolo Caro. La vida inmoral de la pareja ideal relata la desaventura amorosa de Martina y Lucio que después de 25 años se vuelven a encontrar en el pueblo mágico de San Miguel de Allende, pero ponerse al corriente en sus vidas no es tan sencillo como imaginan.
Y es que de verdad pudo haber sido muy muy sencillo, si tan solo se hubieran dicho la verdad en ese instante. Pero no, porque de ser así la película no hubiera durado esa hora y media y hubiera sido solo un cortometraje.
Debo decir que para mi la trama de la película no me gustó en lo absoluto, pero supongo que eso es solo una opinión personal dada la gran aceptación que la película ha tenido según lo que puedo ver en mi Facebook.
Lo que debo comentar positivamente es su bella fotografía que nos transporta mágicamente del presente al pasado en forma de flashbacks, a esos tiempos de mágica juventud y autodescubrimiento.
Otro punto a favor es la cuidadosa selección del soundtrack que acompaña a esta cinta, Julieta Venegas, Soda Stereo, Caifanes, Leonardo de Leozanne, entre otros artistas adornan con su música esta intrincada historia de amor descompuesto por la envidia.
Tal vez el error de esta cinta es tratar de ser muy profunda y develar los misterios del verdadero amor que trasciende mas allá de la sexualidad, con conceptos como la fidelidad y la lealtad. Y desde el punto de vista psicológico tienen razón, pero no explica porque pierdo mi tiempo viendo como se devela un misterio sazonado con una mentira para divertir al espectador.
Lo cierto es que la película resulta ser un placebo para todas aquellas almas que aun no logran superar los amores de la juventud, o que se aferran a dejar a alguien que no les dio lo que esperaban. ¿Saben quienes cierto? porque claro que todos lo hemos dicho alguna vez “Tal vez después de un tiempo nos volvamos a encontrar y quien sabe. Puede que hayamos cambiado y pueda funcionar”.
Así que en conclusión, La vida inmoral de la pareja ideal me resultó sosa y predecible, incluso bastante sobrada, pero eso sí, bien hechecita.