Si viviera, hoy el gran Gabriel García Márquez tendría 89 años. Nació en 1927, en Aracataca, un pueblo de Colombia en el que inspiró Macondo, el hogar de los Buendía, que salió en Cien años de soledad, quizá su libro más famoso, y por donde pasaron los funerales de la Mama Grande. Por Macondo también pasó la cándida Eréndira con su abuela desalmada, la chica despertó la lástima de Aureliano y se quiso casar con ella. Pero afortunadamente, porque no había amor, llegó demasiado tarde. Macondo y la familia Buendía hoy son elementos de nuestra cultura y han inspirado multitud de historias y hasta canciones.
Mi historia con este libro es curiosa. Porque casi desde el momento en que lo leí se convirtió en uno de mis libros favoritos. Elijo escribir hoy de él porque fue el primer libro de Gabriel García Márquez que llegó a mis manos y que me atraganté en unas quince horas. Sin comer y sin dormir. ¿Saben lo que son Cien años de soledad en quince horas? Sí, una experiencia que no le recomiendo a nadie. Macondo tiene tanto que ofrecer que quince horas y un libro son pocas. Te deja con ganas de más aunque sabes que no hay otro final posible que el que acabas de leer. A lo largo de mi vida lo he releído muchas más veces. He sido mucho más consiente y he procurado no atragantármelo. Lo he subrayado una y mil veces, me he enamorado más de los personajes y de la historia. Por supuesto, cada vez he odiado más a la maldita de Fernanda del Carpio. Eso nunca cambia.
Muchos me han dicho que no lo leen porque es un libro complicado y les da miedo. Cuando lo recomiendo, siempre digo que sólo es lo complicado que lo quieran hacer. Los nombres en la familia Buendía se repiten tanto como en una familia mexicana del siglo pasado, pero Gabriel García Márquez casi nunca se refiere de la misma manera a unos y a otros. Y las ediciones más nuevas además traen el árbol genealógico de los Buendía, para más comodidad.
Para mí, Cien años de soledad es un libro imprescindible, porque como dice Italo Calvino de los clásicos: es un libro que nunca acaba de decir lo que tiene que decir. No importa las veces que lo abras, sus palabras estarán esperándote y encontrarás algo que no habías notado anteriormente. La historia se desarrolla en Macondo, un pueblo donde las cosas son tan nuevas que los nombres les faltan, al menos al principio. Con el tiempo a Macondo llega el telégrafo, la iglesia, el ferrocarril y hasta la guerra. Los Buendía están siempre allí, desde el principio. Ven el tiempo y la vida pasar en Macondo mientras las cosas les pasan a ellos. Melquíades, el gitano, lleva la alquimia que vuelve loco a Jose Arcadio Buendía, fascinado con la ciencia y los descubrimientos. Aureliano se dedica a hacer pescaditos de oro y Úrsula, su madre, es la única con la cabeza sobre los hombros: sin ella todos estarían locos.
Por Macondo pasa todo tipo de gente: Rebecca, que lleva en la maleta los huesos de sus padres, gitanos saltimbanquis que cobran por tocar el hielo, Mauricio Babilona con sus mariposas amarillas, pelotones de fusilamiento que acaban uniéndose a la revolución y todos los hijos del Coronel Aureliano Buendía. Es un libro que vale la pena leer: es divertido, trágico, feliz, triste. De esos libros que te hacen enojar al mismo tiempo que quieres reírte, que tienen personajes de los que te seguirás acordando mucho después de haber cerrado el libro y que cuando acabas quieres volver a empezar.